
Es por ello, que resulta evidente la necesaria transformación en este campo, ya que aspectos como la corrupción, malversación de fondos, exclusión social (especialmente en relación con el trabajo femenino), entre otros, le han restado importancia a la organización sindical y que unido a factores externos tales como, la fractura del mercado laboral con el aumento del sector informal y del desempleo, junto a los contratos precarios de trabajo y la clara individualización de las relaciones laborales, como nuevo paradigma de producción ha traído consigo que se haya desvirtuado e incluso perdido vigencia las viejas formas de organización sindical que parecen haberse quedado un paso atrás frente a los cambios que se vienen experimentando en el campo laboral.
De esta manera resulta necesario la reestructuración de los mismos ya que sería erróneo pensar en que la desaparición de los mismos es el camino a seguir ante las dificultades que se presentan, debido a que se perderían los derechos y reivindicaciones obtenidas y por las cuales se luchó durante muchos años; es por ello, que deben crearse medidas reformadoras en cuanto a la formación de las organizaciones sindicales, y así evitar su desaparición; es decir, deben surgir propuestas innovadoras y eficaces que se adecuen a la realidad social que permitan la unión de los trabajadores, trayendo consigo la ampliación en la alianza en el marco de plataformas comunes más allá de lo local, que resulten eficaces y respondan ante las nuevas exigencias de las relaciones de trabajo.
Bibliografía. Lucena, H. (2003). El movimiento sindical ante las nuevas formas de organización del trabajo. [Revista en línea]. Disponible en: http://www.nuso.org/upload/articulos/3115_1.pdf.
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